Clasicismo y modernidad
04.12.09
Pablo j. Vayon - DIARIO DE SEVILLA
Estrenados en el otoño de 1781 y publicados por Artaria en Viena en la primavera siguiente, los 6 cuartetos Op.33 de Haydn, conocidos habitualmente como Rusos por su dedicatoria al gran duque Paul Petrovich, supusieron no sólo los primeros sobre los que el compositor tuvo un directo control editorial, lo que sería fundamental para su producción futura, sino también el banco de pruebas ideal para la sustitución del tradicional minueto por un Scherzo (que aún se le parece demasiado), la inclusión del rondó como fórmula conclusiva (en tres de las seis obras; en otras dos Haydn recurre a las variaciones y en el caso restante a la forma sonata) y una mayor sofisticación en el tratamiento del material melódico.
El Cuarteto Casals confirma con este trabajo su ascenso al Olimpo cuartetístico internacional. Su visión combina lo mejor de la gran tradición clásica (pienso en el equilibrio, la elegancia y la transparencia de un Cuarteto Italiano) con los avances en la interpretación del Clasicismo que han aportado en las dos últimas décadas los conjuntos de instrumentos históricos (Mosaïques, Festetics), con reducción casi absoluta del vibrato en función estructural, tempi rápidos, acentos punzantes, articulaciones claras y un sentido de los contrastes dinámicos y agógicos que enfatizan el carácter teatral de una música que además se complace en los guiños humorísticos y en la tersura melódica. Sin duda, una de las grandes contribuciones al año Haydn.